Vía Crucis Viviente (Semana Santa)

El Vía Crucis Viviente, la Pasión de Serradilla del Arroyo
Serradilla del Arroyo, situado en la falda de la Sierra de Francia, vive cada viernes Santo  lo que denominan «La Pasión de Serradilla», que intenta «transmitir el sentimiento más hondo de la Semana Santa con escenificaciones muy realistas que emocionan a todos».

Desde las 12.00 horas y durante una hora y media, La Última Cena, La Oración en el Huerto, El Prendimiento de Jesús, La Crucifixión o El Entierro de Cristo son algunas de las escenas que se reviven en este escenario.

En torno al casi centenar de actores, los miles de curiosos les siguen  en procesión para presenciar algunos de los momentos más álgidos, como las tres caídas de Cristo.

«Las gentes hacen todo esto de una manera muy sentida y desinteresada, se preocupan de forma voluntaria de cada detalle; por ejemplo, cada uno confecciona sus vestidos», según relatan los propios vecinos.

Es mucha la emoción que actores y espectadores, llegados de muchos puntos de España, viven a lo largo de la representación, aunque el momento más intenso se ha vivido con la Crucifixión en el Teso Santo, un monte ubicado las afueras del pueblo, donde ha sido crucificado Jesús junto a los ladrones y posteriormente, enterrado.

En ese preciso instante concluye toda la representación, con los vecinos a coro entonando el rezo del Vía Crucis.

La propia Diócesis de Ciudad Rodrigo entiende que este acto supone una de las escenas más propias de la Semana Santa, de devoción y recogimiento, y con la dedicación de muchas horas que, posteriormente y durante el Vía Crucis, conducen a la reflexión cristiana.

Según los vecinos de Serradilla del Arroyo, esta tradición comenzó debido a que un grupo de amigos quería vivir de una manera diferente la Semana Santa.

El primer año fueron una decena de actores del pueblo los que hicieron una representación del Drama y Pasión de Jesucristo por algunos parajes, y al año siguiente hicieron la propuesta de manera formal al párroco del municipio para que todos se implicaran en la escenificación.

La parroquia de San Lorenzo, según cuentan desde el Ayuntamiento, entendió que esta era la mejor forma de mantener las tradiciones y de inmiscuirse en la verdadera vida de Cristo, motivo por el que el propio párroco, año tras año, interviene como si fuera un fiel más que se une a la interpretación.